Ciudad de México reconoce legalmente a los animales como seres sintientes

Hoy 18 de agosto, en sesión extraordinaria del congreso capitalino, se aprobó este dictamen del que solo existían antecedentes en la Unión Europea y es por lo tanto histórico en el contexto latinoamericano.

La medida es técnicamente considerada como un ajuste, ya que la Constitución Política de la Ciudad de México incorporó la sintiencia animal en 2017 pero los criterios legales no habían sido unificados; algunas normas reconocían este concepto que en derecho animal significa que estos seres son capaces de tener experiencias positivas y negativas, mientras que el Código Civil aún los clasificaba como bienes muebles e inmuebles, incluso embargables. Ahora son oficialmente sujetos de consideración moral y trato digno.

Esto representa modificaciones a tres artículos (750, 873 y 874) y la generación de uno nuevo (855 Bis), propuesto por el congresista Royfid Torres González del partido Movimiento Ciudadano (MC), que busca “regular los actos jurídicos que se van a generar con los seres sintientes, para que sean compatibles con esta reforma”. 

La reforma fue apoyada por varios legisladores a fin de intervenir con los índices de maltrato animal, que es el tema más denunciado ante la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT). Elvia Estrada, diputada del partido Verde Ecologista de México (PVEM) llamó a sentencias históricas para evitar que esta problemática siga siendo normalizada y declaró:

“La protección de los animales ya no es una opción moral, es una obligación jurídica respaldada por nuestro Código Civil, por nuestra Constitución y por la Ley de Protección y Bienestar de los Animales de la Ciudad de México.”

Otros funcionarios celebraron que no se trata de una declaración simbólica, sino un cambio con efectos reales en la forma en que nuestra sociedad se relaciona con los animales, así como de la transformación de principios abstractos a herramientas concretas para la protección de toda la vida en su conjunto, no solo de los seres humanos.

Este reconocimiento se suma a la tendencia progresista que se ha visto últimamente en la legislación mexicana con dictámenes como la prohibición de espectáculos con animales marinos y los espectáculos taurinos “libres de violencia”.